Durante los últimos años los portátiles han evolucionado un montón: son cada vez más finos, más ligeros y más potentes. Los fabricantes meten procesadores más eficientes, pantallas que consumen menos y baterías con bastante más autonomía que antes.
Pero claro, llega el invierno y de repente te das cuenta de que la batería vuela. Da igual que tu portátil sea nuevo o que lo cuides como oro en paño: en cuanto hace frío, parece que la carga se esfuma. Y no, no es que lo estés usando mal. La explicación está en la propia naturaleza de las baterías de litio.
El frío y las baterías: enemigos íntimos
Las baterías de litio funcionan con reacciones químicas internas. Cuando la temperatura es la adecuada (pongamos unos 20–25 °C), esas reacciones van rápidas y todo fluye como debería.
Ahora bien, cuando el ambiente se enfría demasiado, la cosa cambia:
- Los iones dentro de la batería se mueven más despacio.
- El electrolito se vuelve más denso.
- Aparece más resistencia interna.
¿Resultado? La batería pierde capacidad de mantener la carga y parece que se descarga más rápido de lo normal. De hecho, aunque a 50 °C pueden seguir funcionando, en cuanto bajan de los 30 °C empiezan los problemas.
¿Es un problema grave?
Que no cunda el pánico. No significa que tu batería esté rota ni que tengas que ir corriendo a cambiarla. Es algo temporal. En cuanto el portátil vuelve a un entorno más templado, la batería recupera su rendimiento normal.

Eso sí, lo que conviene evitar es dejar el portátil varias horas en un sitio muy frío: una terraza, un coche aparcado en la calle en invierno o una habitación sin calefacción. Cuando lo vuelvas a encender, notarás que el nivel de batería ha bajado incluso sin haberlo usado.
¿Por qué pasa exactamente?
Vale, vamos un poco más al detalle. Dentro de la batería hay celdas químicas cargadas de electrolito. Con frío, el electrolito se concentra más, lo que crea como “barreras” internas. Estas barreras dificultan que los iones crucen de un lado a otro.
Piensa en ello como si el tráfico de tu ciudad se congelara por una nevada: los coches (los iones) apenas avanzan y todo va a paso de tortuga.
Por eso incluso los dispositivos nuevos salen de fábrica con la batería al 60–70 % en lugar de al 100 %. Entre el transporte (a veces desde China hasta Europa en condiciones de frío intenso) y el almacenamiento en almacenes, la carga inicial ya se ve afectada.
Y ojo, si el frío es extremo, no solo hablamos de perder batería más rápido, sino de dañar la celda de forma permanente. Eso sí sería un problema gordo.
Otros factores que también influyen
No todo es cuestión de frío. Hay más cosas que hacen que la batería dure menos en invierno:
Modo suspensión: mucha gente cree que ahorra batería, y en parte es verdad, pero no del todo. Mientras el portátil está en suspensión siguen activos procesos en segundo plano: actualizaciones, apps que se abren solas, la conexión WiFi… Resultado: se va gastando poco a poco. Mejor apagarlo si no lo vas a usar en varias horas.
Transporte y almacenamiento: como ya hemos dicho, durante los envíos largos los portátiles y móviles pueden estar días en temperaturas bajo cero. Eso ya los deja tocados antes de llegar a tus manos.
Ambiente general: si vives en zonas muy frías (por ejemplo, pueblos de montaña o países nórdicos), notarás la diferencia aún más que alguien que vive en la costa mediterránea.
Consejos para que la batería aguante más en invierno
Temperatura ideal: intenta que la batería esté siempre entre 20 y 30 °C. Para guardarla, nunca menos de 10 °C.
Evita el coche: no dejes el portátil dentro de un coche aparcado en la calle en enero. Al volver, estará helado y la batería vacía.
Calienta antes de usar: si vives en un sitio gélido, enchufa el portátil antes de arrancarlo. Así se carga al 100 % y “entra en calor” antes de empezar.

Cuidado con el almacenamiento prolongado: si no lo vas a usar durante varios días, déjalo en un sitio templado y con la batería cargada alrededor del 50–60 %, no al 0 % ni al 100 %.
Recarga extra antes de salir: si vas a moverte con el portátil por la calle o en transporte, enchúfalo unos minutos antes de salir. Así, aunque baje un 20% al poco rato por el frío, tendrás margen suficiente para trabajar.
¿Y qué pasa con el calor?
Importante: tampoco te confíes con el calor. Si bien el frío hace que la batería se descargue rápido, el calor excesivo es aún peor a largo plazo porque degrada las celdas y acorta la vida útil de la batería.
Lo ideal es no superar los 30 °C. Una batería que pasa demasiado tiempo caliente se estropea antes y pierde capacidad de forma irreversible.
Conclusión
En invierno es normal que los portátiles se descarguen más rápido. No es un fallo de tu ordenador ni un problema de fábrica, sino un efecto químico de las baterías de litio. La clave está en mantener el dispositivo en entornos templados: no menos de 10 °C, no más de 30 °C.
Si aprendes a anticiparte —no dejarlo al frío, enchufarlo antes de usarlo, apagarlo en vez de suspenderlo—, la batería aguantará mucho mejor.
En resumen: cuida la temperatura y tu portátil te lo agradecerá con horas extra de autonomía.
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Checklist rápido para el día a día 📝
- ❄️ No lo dejes al frío (coche, terraza, mochila en la calle).
- 🔌 Enchúfalo un rato antes de usarlo si vienes de un sitio gélido.
- 📴 Mejor apagar que suspender si no lo usas en varias horas.
- 🌡️ Ambiente ideal: 20–30 °C, almacenamiento nunca bajo 10 °C.
- ⚡ Antes de salir, recarga al 100 % (el frío se come un 20–30 % fácil).
- ☀️ Evita calor excesivo (>30 °C) para no acortar su vida útil.